Musicalizan

lunes, 16 de febrero de 2009

MusiCuento Nº 23

(By Bettina)

Relato en combi...

Calor de febrero y salgo a tomar el colectivo, pero es tarde entonces cambio el horario de la combi al Colón, para las siete. Le envío un mensaje de texto diciéndole que llego a las 7 y media. Un mensaje de texto aliviana las cosas y las disculpas enmascaradas por las demoras. Recorro un poco las vidrieras porque estaba con tiempo, ahora de sobra. Qué raro…se me hacía tarde y ahora me sobraba tiempo…
Llego a la esquina donde tomo la combi, ya había una señora esperando, ella parecía ansiosa; yo, con tiempo.
Sabía que las combis son puntuales y si no estás allí, pasan y no te esperan, pero me sorprendió que llegara diez minutos antes; me subo.
Aire acondicionado y música, se me ocurrió una idea sobre una pintura que tenía en mente: Hombre-árbol. Escribo en mi cuaderno de ideas: definido por materia que vive, da frutos, florece, es protector, cálido, fuerte y también puede arder…
Yo iba a encontrarme con D. , un hombre, psicólogo, era buena idea.
Llego al Colón, me deja en la esquina de Libertad y Tucumán, camino hacia Cerrito, me cruzo con un hombre, “¿ será él?, no”- me respondo;” no puede ser él ”pienso. “ si vuelve , es él”.
Lo miro caminar apurado, buscando, persiguiendo, parece que sus ojos impulsan a su cuerpo moverse, sus ojos dirigen primero a su tronco en la búsqueda, luego la dirección es seguida por sus piernas, hace que camina torcido, y los brazos desacompasan el ritmo. Ritmo desorganizado, poco cuerpo.
Espero para cruzar la calle, “¿ y ése cuerpo tenía esa voz?”, me invade algo persecutorio, “no me da ni para una excusa”.
-“¿ Esta va para Lomas?”
-“ Sí, todas van para Lomas”- me dijo una cara que sentí amiga en ése momento.
-“ Si viene y me pregunta si soy yo, le digo que no”, pensaba como ensayando.
-Quedan tres lugares!, gritó el chofer. Va una chica, luego otra, y me mando, y cuando subo, siento que nunca estuve ahí, que yo no era yo.


Apago el celular por un rato, tranquila, sin culpas, pienso que está todo bien, que porque tenía que aguantar a plantarse y elegir decir No…o dejar plantado.
Ansiosa quiero saber la hora, de reojo no veía el reloj de la gorda de al lado mío, ella sí tenía el celular prendido porque lo miraba a cada rato, como esperando una señal. Parece que todos tenían el celular prendido porque la de atrás, hablaba con un alguien muy cándida, ella no se escondía.
Enciendo el celular, sabiendo que iba a saltar un mensaje de texto al menos, eran las 8 y media. Lo dejo en la cartera, en modo silencioso, para no sentirlo como una insistencia molesta, y a la vez no comenzar a sentir culpa, si tal vez me llamara haciendo preguntas. Yo sabía que él estaba esperando. Eso que tal vez ocurriera, sucede…apenas se escucha el celular _ a pesar de su modo silencioso, siento que se mueve- justamente por su modo silencioso-; omito que existe, alguien llama y lo ignoro, alguien se mueve y lo ignoro, solamente dejo que haga todo ignorándolo, como si estuviera ahogando a alguien con una almohada hasta que deja de moverse, o de llamar. Sin pestañar, sigo, y recuerdo que en lomas está la Gallery Night.




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